martes, 17 de octubre de 2017

Rajoy y la continuidad de España

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
"España va a seguir siendo España y lo va a seguir siendo durante mucho tiempo", Mariano Rajoy Brey, presidente del Gobierno, en entrevista para El País de 8 de octubre del año de nuestro Señor 2017.
La frase se produce necesariamente en un momento en el que peligra la unidad nacional, si no carecería de sentido, y la pronuncia quien es presidente del Gobierno desde hace cinco años del país donde se produce una amenaza seria a la unidad nacional.
El autor pretende ofrecer seguridad al lector, control sobre la situación y continuidad, ese gerundio y la repetición de "seguir siendo" trasladan una idea de que las cosas van a permanecer más o menos como hasta ahora durante un plazo prolongado.
Tranquilos, que estoy yo al mando y la cosa no va a cambiar, se nos viene a decir como en un dogma de fe. Confianza y duración.
"Seguir siendo" es una perífrasis verbal, en la que el verbo principal tiene forma no personal y es el infinitivo "seguir", ahí está el significado; la segunda parte "siendo" es auxiliar y no añade demasiado.
Cuando Amaral canta "salir corriendo" el gerundio sí añade información, en el caso de Rajoy "seguir" y "España" son los que llevan la carga de la frase.
A partir de aquí todo son dudas.
Rajoy no explica a qué España se refiere, la que va a continuar. Reconozcamos que el nombre tiene dos milenios de historia, pero es un referente que más allá de la geografía tiene un contenido diferente si lo analizamos hace 2.000, 1.000, 500 años, 200 ó 40 años, porque entendemos que no se refiere a un nombre geográfico, sino a una entidad política con personas dentro.
Personalizando el asunto, la idea de España es absolutamente diferente en las cabezas de Viriato, Adriano, Recaredo, Abderramán tercero, Alfonso octavo, el décimo, Felipe segundo, Carlos segundo, Felipe quinto, Alfonso trece, Azaña, Franco, Fraga, Suárez primero, Felipe González, Pablo Iglesias el segundo..., ideas diferentes entre sí y diferentes entre las de ellos y sus porqueros.
Se puede prever que dentro de unas décadas la España que sea será en algo diferente a la actual, como ésta ha cambiado sustancialmente en comparaciones digamos con la de 1974 ó 1977.
En los últimos cuarenta años España ha cambiado tanto que entonces te podían fusilar por tus ideas políticas. En ese plazo el PIB se ha más que duplicado, el gasto público en sanidad o educación se ha multiplicado por diez (también la deuda pública); el porcentaje de población con estudios universitarios se ha multiplicado por ocho. Todo eso ha cambiado el país y la mentalidad política de sus habitantes.
Que va a existir algo llamado España en el futuro es una obviedad, que sea exactamente como hasta ahora es improbable; y dependerá principalmente de los españoles y su voto, del acierto de sus responsables políticos y de circunstancias que hoy ni imaginamos porque serán nuevas, como la llegada de la informática, de las palomitas para microondas, del teléfono móvil, los aerogeneradores o Trump.
Con perspectiva histórica, se dice que el principal factor de construcción de naciones han sido las guerras y el azar de las decisiones de sus gobernantes absolutos; la violencia y el poder hoy están más repartidos que en el pasado.
Tan sorprendente como la frase objeto de análisis es que el presidente Rajoy apunta a Europa como el proyecto político ilusionante, de futuro, al que todos los españoles deberíamos dedicar nuestros mejores esfuerzos, incluidos los catalanes independentistas.
Se entiende por tanto que trabaja en ese objetivo, también podría decir que "Europa va a seguir siendo Europa y lo va a seguir siendo durante mucho tiempo", pero tampoco sabemos a qué Europa se refiere el presidente. Europa existe geográficamente como península occidental de Asia desde hace 50 millones de años, desde los griegos clásicos viene a referir el territorio al norte del Mediterráneo, sin mucha concreción, políticamente desde Carlomagno hace un milenio, interpretando de forma generosa la larga lucha por controlar la Cristiandad, que era el concepto político.
Desconocemos la opinión del Gobierno, del Partido Popular y de su doble presidente sobre la necesidad o no de que la UE refuerce un pilar social sin el cual el edificio es políticamente inestable e increíble para el ciudadano; desconocemos la opinión de los tres sobre la viabilidad de un ejército y una defensa europeos, avanzando necesariamente a costa de una cesión de soberanía en unos tiempos en los que triunfa el populismo y el nacionalismo ultra y excluyente.
Por concluir, España y Europa podemos decir que seguirán dando nombre geográfico a una parte del planeta durante mucho tiempo, tiempos geológicos que se miden en millones de años.
En ocasiones, y éste es el caso, utilizamos las mismas etiquetas para referirnos a la geografía y a la política.
Políticamente España no es difícil aventurar que no va a seguir siendo la misma no ya a largo, sino a medio y a corto plazo, y en este sentido va la reforma constitucional cuyo proceso acaba aparentemente de arrancar por iniciativa política del PSOE.
Si este proceso de reforma transcurre según lo previsto la España política no va a seguir siendo la misma en el futuro, sino que va a ser mejor, pues su estructura institucional va a estar mejor adaptada al momento actual y a lo que piensan hoy los ciudadanos.
Por tanto Rajoy se quedó corto con la frase de la entrevista, no en el tiempo que durará España, sino corto en el contenido político y en el optimismo.

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