miércoles, 5 de noviembre de 2014

Por qué los elefantes no llevan reloj

Lo de abajo, leído en el vagón del Metro, Línea 1, Pinar de Chamartín-Valdecarros.
Bambú, bambú, nunca había oído nombrar esta estación, se sale a la calle Bambú.
Una buena campaña de publicidad / promoción mejora la marca y el soporte.
En este caso es la campaña "Libros a la calle", 17 ediciones, responsable la Comunidad de Madrid, y pega literatura en los vagones del Metro, fragmentos de José Manuel Caballero Bonald (Tiempo de guerras perdidas), Martín Casariego Córdoba (Por el camino de Ulectra), Julio Cortázar (Rayuela), Álvaro Cunqueiro (La cocina cristiana de Occidente), Carlos Fuentes (La gran novela latinoamericana), Agustín García Calvo (Canciones y soliloquios), Ramón Gómez de la Serna (El circo), Victoria Pérez Escrivá (Por qué nos preguntamos cosas), Paco Roca (Arrugas) y Pedro Zarraluki (La historia del silencio).
El elefante del texto me acompañó en el trayecto de ida; y en el de vuelta.


Por qué los elefantes no llevan reloj
Si un elefante llevara reloj, estaría todo el día mirándolo.
Los numeritos,
las agujas,
la del segundero que hace tic-tac.
«¡Qué cosa tan bonita!», se diría el elefante.
Se reunirían un montón de elefantes para mirar el reloj
y charlar acerca de los relojes, los segundos y los minutos.
Charlarían acerca del tiempo que a veces pasa tan rápido
y otras más despacio
y pensarían en cosas extrañas, como la vida y la muerte,
o «¿Cuánto tiempo crees que nos queda?».
Mientras tanto los cazadores de elefantes
se acercarían silenciosos,
con las escopetas cargadas.
Despacito, como las agujas del segundero.
Y despues de cazar a los elefantes,
se quedarían con sus colmillos de marfil.
Y con el marfil harían relojes muy elegantes,
para llevarlos en el bolsillo
de la chaqueta.
Por eso los elefantes no 
llevan relojes.
¿Alguien ha visto a un 
elefante con un reloj?
Yo no.
Pero diría que algunos
elefantes parecen tan 
viejos
que ni el tiempo puede 
alcanzarlos.
Por qué nos preguntamos cosas
Ilustración: Javier Zabala

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