lunes, 26 de marzo de 2018

Información contra la desinformación

Columna de opinión publicada también en infoLibre / Blog Al revés y al derecho.

En paralelo a la actividad reactiva de una decena de periodistas que en Bruselas se dedican a tiempo parcial a localizar noticias falsas publicadas en cirílico, la Comisión Europea acaba de presentar una iniciativa de mucho mayor calado y muy escasa repercusión contra la desinformación a través de medios digitales.
El trabajo consta de tres elementos diferenciados: un informe redactado por un grupo de especialistas, que trata de definir el problema e incluye recomendaciones; entre noviembre y febrero la Comisión puso en marcha además una consulta pública sobre el asunto, en la que participaron cerca de 3.000 personas entre profesionales de medios de comunicación y ciudadanos de a pie, el que quiso participar; el tercer elemento ha sido una encuesta, más de 26.000 entrevistados en febrero de este 2018.
A partir de estos ingredientes (informe, consulta y encuesta) la UE pretende publicar esta primavera una Comunicación (las líneas básicas de una estrategia europea) sobre la lucha contra la desinformación en línea.
Una primera conclusión no deja de sorprender, favorablemente: los expertos han evitado deliberadamente el término "noticias falsas", por considerarlo inadecuado para reflejar los problemas complejos de la desinformación, cuyos contenidos pueden también combinar información ficticia con hechos reales.
El informe -elaborado en el primer trimestre del año- define la desinformación como información falsa, inexacta o engañosa diseñada, presentada y promovida para obtener un beneficio (se entiende que económico) o para causar intencionadamente un perjuicio público. Aclaran que el campo de actuación no incluye la creación y difusión online de contenidos ilegales (difamación, discursos de odio, incitación a la violencia), que ya están regulados por normativa europea o de los Estados miembro; tampoco contemplan la deliberada distorsión de hechos, sin ánimo de engañar, que se encuentra en variantes del humor, la sátira o la parodia.
Los autores de este informe advierten a la Comisión Europea contra soluciones simplistas y de corto plazo, por el contrario apuestan por fortalecer gradualmente tanto a instituciones como a la propia sociedad contra la desinformación; y señalan directamente que se debe evitar cualquier tipo de censura de contenidos o canales (se reitera el respeto absoluto a la libertad de expresión, de prensa y de pensamiento).
Incluyen asimismo una serie de recomendaciones, como promover la alfabetización mediática (estudiantes, docentes, ciudadanos) a fin de contrarrestar la desinformación; desarrollar instrumentos que fortalezcan a usuarios y periodistas para hacer frente a la desinformación; o proteger la diversidad y la sostenibilidad de los medios informativos europeos. Lo anterior se podría resumir en que los especialistas consultados sugieren reaccionar con información de calidad a la desinformación; enseñar a jóvenes y adultos a interpretar un texto informativo; y proteger de alguna forma la pluralidad y calidad de los medios.
Asimismo abogan por un código de principios que las plataformas en línea y las redes sociales deberían hacer suyo. Uno de los principios clave expuestos en el informe propugna que deberían, por ejemplo, garantizar la transparencia explicando cómo seleccionan sus algoritmos las noticias presentadas. En cooperación con los medios de información europeos, se les invita asimismo a adoptar medidas eficaces para mejorar la visibilidad de las noticias fiables y fidedignas y facilitar el acceso a ellas de los usuarios.
En relación con la consulta pública, siempre condicionada por las preguntas que se formulaban, las dos categorías en las que la mayoría de las respuestas considera probable que las noticias falsas perjudiquen a la sociedad son la desinformación intencionada para influir en las elecciones y en las políticas migratorias (por aquí anda la crisis de refugiados). En este apartado sorprende encontrar la seguridad como el sexto ámbito más amenazado, sobre nueve planteados.
Según la consulta pública, la opinión general es que la desinformación se propaga fácilmente a través de las redes sociales porque las noticias falsas apelan a las emociones del lector (88%), se difunden para orientar el debate público (84%) y están concebidas para generar ingresos (65%).
Los ciudadanos y profesionales que han participado voluntariamente en esta consulta expresan una clara preocupación por la censura que pudiera limitar la libertad de expresión, y apuestan por una mayor transparencia, la educación reglada y la alfabetización sobre medios. Entre estos últimos, los que menos noticias falsas difunden son los periódicos en papel, la radio y las agencias de noticias.
Por su parte, en la encuesta elaborada por la Comisión Europea los ciudadanos consideran los medios de comunicación tradicionales como la fuente de noticias más fiable (radio 70%, televisión 66%, medios impresos 63%, el orden es significativo). Las fuentes de noticias en línea y los sitios web de alojamiento de vídeos son las que suscitan menos confianza. Es decir, si hablamos de información los medios de comunicación tradicionales reciben mayor confianza que las plataformas digitales donde todo circula, pero prima el entretenimiento.
En la encuesta aparece España como el país de la UE en donde el ciudadano más frecuentemente se encuentra con noticias falsas (la mitad, a diario) y destaca también como el Estado donde la gente muestra menos confianza para identificar estas informaciones falseadas (un 55% se siente capaz, frente al 71% de media europea).
Otro dato destacable de la encuesta es que los europeos consultados, a la pregunta de quién debería actuar para evitar la propagación de noticias falsas, señalan en primer lugar a los propios periodistas, seguidos de los autoridades públicas nacionales seguidas en tercer lugar de las empresas de comunicación.
Nada radicalmente novedoso surge de esta iniciativa de la Comisión Europea y ahí está su mérito: destaca el esfuerzo en marcha y la sensatez en el tratamiento del tema, cuando a diario se publican piezas escandalosas sobre elecciones manipuladas a golpe de tuit o cuando la propia OTAN y los ministerios de Defensa, probablemente ayunos de argumentos para justificar su presupuesto o su incremento, se han lanzado sobre este asunto de la desinformación como si se tratara de una amenaza nuclear.
El tema es bastante más serio que un misil intercontinental con carga atómica, afecta a la capacidad de razonar del ciudadano, y aún están por descubrir los medios militares con los que contrarrestar la desinformación. En esta ocasión, la UE ha comenzado a desbrozar el camino con mucho más rigor del que la mayoría de políticos y medios muestran habitualmente con este tema.


Sugerencias


martes, 13 de marzo de 2018

POTUS, prejuicios y mundo árabe

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
POTUS es el acrónimo elaborado a partir de President of The United States, léase en estos momentos Donald Trump y antes Obama y Bush el renacido (el padre pertenece a otra era geológica). Hablemos de prejuicios relacionados con el mundo árabe, en el sentido de juicios previos con los que llegan algunos gobernantes al mando.
Cuenta gente bien informada que trató a los aludidos que George Bush hijo en el momento de ganar las elecciones, incluso antes de tomar posesión en enero de 2001, tenía la idea fija de invadir Irak y así se lo trasladó a su antecesor Bill Clinton en pleno traspaso de poderes. Luego llegó el 11S, la intervención en Afganistán (17 años ha), la invención de las armas de destrucción masiva y la invasión de Irak -con su coalición de apoyo- y su destrucción como Estado hasta hoy. En este primer caso el prejuicio se convirtió en acción.
Las guerras preventivas dieron paso con Barack Obama a los premios Nobel preventivos, y un muy conocido discurso de 2009 en la universidad egipcia de Al Azhar en donde el presidente de EEUU tendió puentes entre su país, Occidente y el Islam, un discurso religioso más que político en el que Obama asumió el papel de representante de la Cristiandad, en línea con todos los emperadores de esta parte del mundo desde Carlomagno. Digamos que el marco favorecía el tono, aunque el lugar se elige cuidadosamente y por tanto nunca es casual.
Desconfiemos siempre de planteamientos religiosos referidos a política internacional, confunden más de lo que aclaran, nada.
Recordó Obama en aquella ocasión que el primer país en reconocer la independencia norteamericana fue Marruecos, circunstancia que daría para muchas columnas pasando por Perejil y el mando militar Africom que hoy opera desde Morón.
"Estados Unidos no está y nunca estará en guerra contra el Islam. Sin embargo, les haremos frente sin descanso a los extremistas violentos", dijo; "la situación para el pueblo palestino es intolerable. Estados Unidos no les dará la espalda a las aspiraciones legítimas de los palestinos de dignidad, oportunidades y un Estado propio", añadió; "Estados Unidos no acepta la legitimidad de más asentamientos israelíes. Dicha construcción viola acuerdos previos y menoscaba los esfuerzos por lograr la paz. Es hora de que cesen dichos asentamientos".
Impecable en el discurso, los resultados prácticos de los prejuicios de Obama en Oriente Próximo y norte de África fueron bastante menores, salvando el ahora amenazado acuerdo nuclear con Irán; en el limbo coloquemos la decisión de no invadir Siria, con no pocas ventajas aunque esté lejos de la no intervención, hoy encarnada en discretas operaciones especiales sobre el terreno y diarios bombardeos aéreos -con cazas y drones- que continúan hasta la actualidad.
Habló Obama en El Cairo de democracia, desarrollo, derechos de la mujer, bellas palabras que tuvo ocasión de ayudar a llevar a la práctica pues su mandato convivió con las primaveras árabes, si bien el resultado más claro fue la bendición norteamericana al golpe de Estado en el mismo Egipto del discurso.
Al final de su segunda legislatura Obama firmó en 2016 con Israel un acuerdo de asistencia militar por importe de 34.000 millones de euros, el mayor de la historia con ese país y de la historia de los acuerdos de asistencia militar, y siempre teniendo en cuenta que estos pactos son para tiempos de paz.
Y llegamos a Donald Trump, que si creemos a un reciente cronista nunca pensó seriamente que fuera a ocupar el cargo y alcanzó la presidencia también cargado de prejuicios.
Ya con el maletín nuclear a su alcance, sus primeros meses nos los cuenta Michael Wolff en el libro "Fuego y furia" que ha escrito tras casi un año escuchando a todo el mundo en la Casa Blanca, empotrado en la Casa Blanca, que en este caso no ha tenido resultados positivos para el anfitrión.
Este periodista pone en boca de quien fue estratega jefe de Trump, el ultraderechista Steve Bannon: "El primer día trasladaremos la embajada de Estados Unidos a Jerusalén".
Y otro párrafo atribuido al mismo Bannon, hoy ya despedido del entorno presidencial de Trump y de gira por Europa estos días trabajando la internacional del populismo: "Dejemos que Jordania se quede con Cisjordania, dejemos que Egipto se quede con Gaza. Dejemos que se arreglen o que se hundan intentándolo. Los saudíes están al límite, los egipcios están al límite, todos aterrorizados por Persia (sic)..., Yemen, Sinaí, Libia... Esto pinta mal... Por eso Rusia es tan clave... ¿Tan mala es Rusia? Son malos, pero el mundo está lleno de tipos malos".
Stephen K. Bannon este mes de marzo con
la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen. 
Preocupante indicio de los prejuicios del actual presidente de Estados Unidos, que la realidad ha confirmado con el traslado en marcha de la embajada a Jerusalén, decisión a la que se ha sumado Guatemala, que sus razones también tendrá.
Vemos como conclusión muy general que los prejuicios de los presidentes de EEUU de ideología republicana se llevan a la realidad con más firmeza que los prejuicios demócratas; para ser más exactos se podría afirmar que los prejuicios republicanos se aplican muy fielmente en política internacional y los prejuicios demócratas trabajosamente en política interior.
Para continuar este asunto habrá que seguir los acontecimientos y la efectividad del yerno de Trump en su labor política en Oriente Próximo, si continúan los acontecimientos: otro indicio reciente, éste objetivo, es que el presidente Trump ha tenido en un año cuatro directores de Comunicación, dos consejeros de Seguridad Nacional y dos jefes de Gabinete.
"Los pueblos del mundo pueden vivir juntos y en paz. Sabemos que ésa es la visión de Dios. Ahora, ésa debe ser nuestra labor aquí en la Tierra. Gracias. Y que la paz de Dios esté con ustedes", acabó Obama su discurso y yo la columna.

Sugerencias