jueves, 14 de noviembre de 2013

Europa pierde el tren de los drones militares

EADS, Finmeccanica y Dassault presentan un proyecto de avión no tripulado a la agencia de armamento francesa que requiere 1.000 millones sólo en desarrollo para volar en 2022. España lleva 20 años investigando, sin éxito industrial. Mientras, el mercado se lo quedan EEUU e Israel

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Proyecto Talarion, abandonado por EADS.
Europa corre el riesgo de perder el tren del mercado mundial de aviones sin piloto –drones- y carecer de la autonomía industrial para equipar a sus propias fuerzas armadas en este campo. La falta de recursos económicos –recortes presupuestarios- y de voluntad política, si el Consejo Europeo de diciembre dedicado a la defensa no lo remedia, impiden avanzar en un mercado multimillonario copado por empresas estadounidenses e israelíes. A España no se le espera.
Tres grandes empresas de defensa mayoritariamente europeas -EADS, Finmeccanica y Dassault-, que se debe interpretar como los intereses industriales de Alemania, Italia y Francia, acaban de presentar ante el Ministerio de Defensa francés el proyecto de un nuevo drone. Se trata del último intento de convencer a las autoridades políticas de apostar por un nuevo proyecto industrial que revitalice la deprimida industria europea de defensa y además en el ámbito con más expectativas de crecimiento y futuro.
Según publicaba hace unos días el principal periódico francés de información económica, Les Echos, a finales de octubre se presentaron ante la DGA francesa, la agencia pública de armamento, los consejeros delegados de Cassidian, Bernhard Gerwert (grupo EADS, multinacional europea semipública); de Alenia, Giuseppe Giordo (grupo Finmeccanica, multinacional italo-anglosajona con mayoría de capital público italiano); y de Dassault, Eric Trappier (multinacional francesa casi privada, propietaria por otra parte del periódico Le Figaro).
MQ-9 Reaper fabricado por General Atomics
Aeronautical Systems y adquirido por Francia. 
A falta de mayor definición, presentaron el proyecto de un drone del tipo Male (medium altitude, long endurance), hasta 30.000 pies de altitud y un alcance de unos 200 kilómetros, en principio un aparato de vigilancia pero con la posibilidad de una versión armada. El coste del desarrollo del proyecto (que no de la producción) se estima en 1.000 millones de euros, y de aprobarse las empresas se comprometen a tenerlo volando en 2022.
El proyecto presentado ahora recuerda al difunto Talarion, un aparato muy similar impulsado por EADS y abandonado definitivamente hace año y medio ante la falta de un compromiso financiero por parte de los países patrocinadores, Alemania, Francia y curiosamente España, donde se llegó incluso a hablar de la instalación de un centro de excelencia de EADS dedicado a estos UAV. La crisis y los recortes presupuestarios generalizados impidieron al trío aportar los 1.500 millones de euros que pedía la empresa.
La situación de Europa ante los drones refleja todos los aspectos que hoy caracterizan la defensa en la UE: renacionalización de políticas, acuerdos bilaterales, falta de recursos económicos y de impulso político compartido.
Francia y Reino Unido anunciaron hace dos años el desarrollo de un proyecto de drone que parece no haber avanzado por el camino previsto por sus impulsores. Francia y Alemania anunciaron a comienzos de 2013 el impulso de otro drone militar. Y la realidad más real es que las urgencias operativas han llevado a Francia este verano a adquirir en Estados Unidos dos MQ-9 Reaper, fabricados por General Atomics Aeronautical Systems, para desplegarlos en el Sahel y probable aperitivo de un lote final de 16 drones y su equipamiento que se acercan a los 1.200 millones de euros.
En un nivel más modesto, algo parecido le ha ocurrido a la Armada española, que ha acabado comprando su primer sistema aéreo no tripulado embarcado –Pesante lo ha llamado- a la empresa sueca SAAB AB para dotar a los nuevos Buques de Acción Marítima que se despliegan, entre otros lugares, en aguas de Somalia.
El hecho es que a nivel nacional y algunas empresas llevan veinte años con proyectos de investigación en este campo de los aviones sin piloto tanto de uso civil como militar. Por poner un ejemplo, el público Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, INTA, viene desarrollando durante las últimas dos décadas prototipos como los Alba, Diana, Siva o Milano, de diferente alcance y uso, que han supuesto un conocimiento adquirido de interés desde el punto de vista de la I+D+i, pero que no han enganchado con intereses industriales. La multinacional semipública Indra, por su parte, tiene en marcha el desarrollo de un helicóptero no tripulado bajo el nombre de Pelícano.
Nada en cualquier caso comparable a un gran proyecto multinacional que permita el desarrollo tecnológico y la fabricación de un aparato que pueda competir en los mercados de defensa de medio mundo con los productos ya operativos de Israel o EEUU.
Modelo Pelícano de Indra.
Este asunto figurará sin duda en la agenda del próximo Consejo Europeo a celebrar el próximo mes de diciembre de carácter monográfico sobre temas de defensa. En la documentación elaborada para la cumbre, la vicepresidenta y Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, señala este campo de la inteligencia, vigilancia y reconocimiento como prioritario.
Muy probablemente se trate también de un asunto presente en las actuales reuniones y contactos que mantiene la industria tecnológica española de seguridad, defensa y espacio con la Secretaría de Estado de Defensa.
La realidad es que hay interés compartido, posibles usos tanto civiles como militares, hay necesidad operativa de los ejércitos, hay negocio, pero no recursos públicos para financiar un proyecto europeo ambicioso. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, aplazaba hace pocos días hasta la próxima legislatura, o el horizonte de 2015, la puesta en marcha de nuevos programas de adquisiciones para las Fuerzas Armadas, entre los que podría figurar uno de este tipo.
La situación actual lleva a algunos países como España a financiar con muchas dificultades sistemas de armas comprometidos hace 15 años, diseñados hace 25, y no poder afrontar hoy equipos más adaptados a las necesidades operativas.

Sugerencias



4 comentarios:

  1. En mi opinión el artículo confunde los términos capacidad tecnológica y modelo de negocio. Doy por hecho que Dassault dispone de la tecnología para diseñar y fabricar los drones, pero me imagino a sus ejecutivos planteándose si ha llegado el momento de fabricarlos de forma masiva, a precios competitivos y dónde comercializarlos con lo que todo ello conlleva: inversiones de fabricación y comercialización en tiempos de crisis, acceso a mercados complejos para los franceses como son los anglosajones, Rusia y/o China, … etc. (véase el ejemplo reciente de Fagor Electrodomésticos).

    Ahondando en lo que significa disponer de una verdadera estrategia tecnológica, en 1966 Charles de Gaulle retiró a Francia de la estructura militar de la OTAN. Su deseo era potenciar su estructura militar de forma que fuesen respetados como potencia militar (y económica) y que jamás volvieran a ser invadidos y/o perder una guerra (Francia no ha ganado una guerra desde los tiempos de Napoleón). Esto conllevaba el dotarse de un elevado presupuesto militar y mantener una alta autonomía tecnológica del resto del mundo. Ya entonces se sabía que las inversiones militares tendrían un doble trasfondo militar y civil, de forma que gran parte de la inversión fuese recuperada bajo la forma de equipamientos de uso civil (aviones, helicópteros, barcos, camiones, carros, …etc.) potenciando así su Industria civil.

    A día de hoy, tras los recortes del presupuesto militar ejecutados por Sarkozy y la vuelta a la estructura militar de la OTAN, Francia sigue siendo la primera potencia militar de la Eurozona y la quinta potencia militar del mundo tras USA, China, Rusia e India. Prácticamente todo su armamento militar es de tecnología propia y fabricación nacional, pero abre las puertas a posibles alianzas europeas (seguramente bajo su liderazgo y supervisión, lo cual no gusta a ingleses y alemanes). Para ello han sido es capaces de hacer volar el A380 de 525 pasajeros o el Concorde, y disponen de grandes empresas militares como Dassault, Airbus Military, Matra, Astrium o Lagardere.

    ResponderEliminar
  2. El artículo se centra conscientemente en drones militares, de tamaño y alcance medio, con la posibilidad de ir armados, producto que únicamente se puede desarrollar en un proyecto multinacional y que tiene clientes públicos, Ministerios de Defensa hoy en horas bajas.
    En Francia se ha vivido la reciente compra de dos aparatos de este tipo a una multinacional de EE.UU. como una humillación tecnológica. El negocio final marca por tanto el desarrollo tecnológico.
    Y el mercado de drones es mucho más amplio. Francia de hecho es la potencia europea en drones civiles.
    Sospecho que en este campo de los drones y también en espionaje Europa está obligada a dar pasos a corto plazo.
    Gracias en cualquier caso por los comentarios.

    ResponderEliminar
  3. Primero dice que a España ni se la espera y luego, párrafos abajo describe proyectos en marcha de INTA e Indra; también dice que sin éxito: pues en este momento han pasado dos años y poco del artículo y el dron español Milana, diseñado por Inta, no está nada mal, controlado incluso vía satélite y por supuesto con capacidad de portar armas. No está a la altura del MQ-9 Reaper Reaper, pero sí del MQ-1 Predator.

    ResponderEliminar